La floración de la vid

La floración de la vid

La floración, o apertura de las flores, de la vid en nuestra región se da durante los meses de mayo y junio.

La temperatura agradable de estas fechas y un tiempo con poca humedad favorecen la floración de la cepa.

Es en este momento en el que la caliptra o capuchón se desprende y nos muestra el interior de la flor con las anteras blanquecinas.

Estas anteras son las que liberan el polen que fecunda los óvulos y dará lugar a los frutos (nuestras apreciadas uvas), a este proceso se le denomina cuajado. El cuajado es, por tanto, la transformación de la flor en fruto. La tasa de cuajado dependerá del aireado de los racimos, de la temperatura y la humedad a la que estén expuestos durante la floración.

Existen condiciones adversas para la polinización y cuajado, como son: fuertes vientos, bajas temperaturas y lluvia. Si, por el contrario, se diese una alta tasa de cuajado los racimos obtenidos serían demasiado compactos y las uvas más pequeñas. Para evitarlo es conveniente que se haga una limpieza o aclareo de la cepa.

Además, algunas variedades como la garnacha, tienen tendencia a la deficiencia en el cuajado (es lo que llamamos corrimiento). Como consecuencia del corrimiento se obtiene una menor producción y racimos muy sueltos, ya que las flores no polinizadas se caen.

A forma de resumen, la floración tiene lugar a mediados de mayo o junio, posteriormente la flor será fecundada y como consecuencia se transformará en fruto, en este caso, nuestras preciadas uvas con las que finalmente elaboraremos nuestros vinos.

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